EPÍLOGO
MEMORIAS DE
CARSTEN
VENENO
ASESINO DE RECUERDOS
La tranquilidad había vuelto a Whitemount, o al menos
eso es lo que los estudiantes querían hacerle creer a Theodor. La próxima vez
que intentaran robar almas en Blackmount tendrían que pensársela bien, yo
saldría en defensa de ellos y no les convenía luchar contra mí. Los pasillos estaban desiertos luego de la
batalla, muchos heridos, pocas bajas.
Ahora tendría una razón más para ganarme el odio de estos estúpidos, pero ahora
no estaba solo, Matty y Eric
eran tan
"traidores" como yo.
El día estaba perfecto como para un juego de jousting.
—¿Qué dices Matty?— pregunté .
—¿De qué?— mi primo estaba demasiado inmiscuido en ordenar
su habitación.
—Te reto, un juego de jousting.
Una sonrisa malvada avizoró por su delgado rostro. A
pesar de los mechones de cabello que le cubrían la mitad de la cara logré
verla.
—¡Vamos!— respondió muy animado.
Caminamos rápidamente por los pasillos, salimos del
castillo y seguimos la senda que lleva a las caballerizas.
Tomé las riendas de
"Burner", era mi
caballo favorito. Además de ser fuerte y rápido, sentía una conexión cercana
con él. Relinchó emocionado ante mi presencia.
—Parece que te extrañó— mencionó Matty mientras me
miraba sin quitar las manos de las riendas de Cloud, un viejo caballo negro con
el que él se había encariñado desde siempre.
—Estás a tiempo para rendirte C,— me dijo bromeando.
—Estás loco, ¡nunca me rindo!
De un salto ya estaba sobre la silla de Burner. Matty
me alcanzó y salió disparado por mi costado izquierdo.
Tomamos las lanzas como mejor pudimos al vuelo y nos
lanzamos al mini estadio que como era de esperarse estaba vacío. Matty
arremetió, lo esquivé fácilmente. Mi ataque fue algo más cercano y mi primo
casi cae del caballo.
—¡Eso es jugar sucio Carsten!— gritó Eric desde la tribuna uniéndose a
nuestro juego desde ahí.
Le lancé una mirada soberbia.
Continuamos jugando hasta el tercer ataque en el que
Matty estuvo nuevamente a punto de caer de Cloud, pero lo sostuve antes del
impacto.
—Bien jugado— le dije.
Sonrió, bajó del caballo y lo tomó por las riendas
caminando despreocupadamente hacia las caballerizas. Lo seguí.
Luego de dejar a los caballos en sus respectivos
recintos, cepillarlos y alimentarlos, nos unimos a Eric en las tribunas del
mini estadio. El cielo gris se erguía sobre nosotros amenazando mojarnos con
una fuerte tormenta.
—Te noto más animado— me dijo Eric.
—Después de todo volver a Whitemount no es tan malo
¿no?— comenté.
Mi celular vibró en lo profundo de mi bolsillo, metí
mi mano para sacarlo pero noté que algo faltaba…
¡Maldición! ¡Maldita sea! Me levanté del lugar
desesperado.
—C, ¿Qué sucede?— preguntó Matty alarmado por mi
actitud.
No respondí y me dirigí lo más rápido que pude al
lugar donde estuvimos jugando.
Busqué y busqué en medio de la tierra. Unas gruesas
gotas de lluvia empezaron a caer con intensidad sobre el lugar mientras
aumentaba mi desesperación. Busqué entre el fango, entre las rocas… no estaba
ahí, ¡lo había perdido! El relicario de mi madre, la única pista que tenía
sobre ella, el único indicio para saber quién soy en verdad…
Matty y Eric me ayudaron a ponerme de pie, pero yo
estaba en shock, ¿Qué haría ahora?
Tomé una ducha de agua muy helada. Al salir Eric y
Matty estaban vigilándome de cerca, me sentía incómodo ante sus caras curiosas.
Tomé las primeras ropas que encontré, me vestí con
desgano y me senté sobre mi cama. Con la
mirada perdida en el horizonte como un zombie.
No sabía dónde diablos había perdido el relicario y
mucho menos tenía idea si algún día lo volvería a tener entre mis manos.
—Carsten— irrumpió en mis pensamientos Matty.— Hoy es
la noche— dijo.
—Perdón lo había olvidado— respondí con voz monótona.
Prometimos que esta noche realizaríamos el ritual para
recuperar energía luego del desgaste en la batalla.
Los tres nos sentamos en el suelo, Eric sacó una navaja suiza del bolsillo
delantero de su sudadera.
—¿Listos?— preguntó.
Asentí con la cabeza al igual que Matty.
Eric me entregó la filosa navaja, la tomé entre mis
manos y corté cuidadosamente mi palma izquierda, la sangre brotó
inmediatamente. Matty me dio su mano, realicé el mismo corte en ella y también
en la de Eric.
Con ayuda de mi sangre, dibujé una estrella dentro de
un círculo. Eric y Matty me siguieron, uniendo su sangre al dibujo. Pronto la
figura se iluminó y todo a nuestro alrededor pareció detenerse, los tatuajes de
mis muñecas empezaron a brillar al igual que la marca en el rostro de Matty.
Unimos las manos cortadas sobre la figura y pronunciamos el ritual.
Fuerza del inframundo,
ven a nosotros,
toma este espíritu
rebelde,
hazlo un soldado digno
de tu poder,
penetra mi inconsciente
deseo y fluye por mis venas…
Inmediatamente un aire frio corrió por la habitación,
revolviendo las cosas y llenando nuestros cuerpos de energía creciente.
Terminado el ritual nuestras marcas dejaron de
brillar, al igual que la imagen dibujada con nuestra propia sangre, desapareció
por completo a la vez que nuestras heridas sanaban de inmediato.
Me sentí ligeramente reconfortado pero no tanto como
para olvidar el asunto.
Estaba más perdido que antes, sin pistas, sin rastros.
¿Quiénes son mis padres? ¿Quién soy en realidad?
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ResponderEliminarUn beso.