EL
ELEGIDO
Podía sentir una brisa fría en la habitación, como si
el clima supiera que hoy uno de los chicos recibiría una mala noticia y se
ponía de su parte. Pero eso es imposible.
Las cosas empezaban a calmarse en la escuela, algunos
alumnos regresaban. Esperaba con muchas ansias ver entrar por la puerta
principal a Patty y Gaby, eso sería un alivio.
Al pasar por la recepción encontré a Alonzo, respiré
hondo para llenarme de valor, era hora de hacerle saber mi decisión. Él estaba conversando con muchas chicas, muy
coqueto como siempre.
—Alonzo, disculpa. ¿Puedo hablar un momento a solas
contigo?
—Oliveira, ¿Qué puede ser tan importante que necesita
privacidad?
Las chicas rieron.
¡No puedo creer que se esté comportando de esta forma!
como si nada hubiera pasado todo este tiempo, como si quisiera seguir fingiendo
que somos un par de extraños.
—¿Es en serio?— pregunté molesta.
—¿De qué hablas?
—Eres un completo idiota Moretti, de todas formas ya
olvidé todo lo que hablamos ayer— di
media vuelta y dejé que siguiera conversando tan amenamente con las señoritas.
Mi ira era incontrolable. ¿Cómo podía hacerme esto?
¡Alonzo es un cretino! Confundirme tanto, decirme sus supuestas intenciones y
ahora ¿fingir que ni siquiera somos amigos?
No voy a ser su secreto, y no permitiré que crea que puede comportarse
de esa forma conmigo.
Caminé dando fuertes pisotones. Llegué a una parte del
bosque muy alejada de la escuela.
Me dejé caer al piso rozando mi espalda contra un
árbol. Respiré varias veces, pero ni siquiera contar hasta diez lograría
calmarme.
—Te ves hermosa hasta cuando te enojas.
Levanté la vista hacia la persona que me hablaba.
—¡Carsten!— me puse de pie de inmediato y me lancé
hacia sus brazos olvidando mi enojo de golpe.
—¡Qué grata bienvenida! pero ¿No vas a preguntarme
como es que logré entrar?— dijo mientras me estrechaba con ternura.
—Eso no importa ahora, estás aquí, te extrañé
demasiado.
—Yo te extrañé aún más, y aunque no lo preguntes te lo
diré, entré por la barrera trasera, los
guardias no se toman en serio su trabajo, sabes.
Sonreí y lo abracé con todas su fuerzas.
—Me alegra mucho que estés aquí. Hay algo muy
importante que quiero decirte— dije.
Dejó de abrazarme repentinamente.
—¿Qué es tan importante?— preguntó, su expresión se
tornó sombría e intrigada.
—Bueno, yo estuve toda la noche pensando. Concluí que
debo tomar una decisión no puedo permitir que Alonzo y tu estén en eterna
rivalidad por mí, así que…
—¡No, Sam, espera! .— Interrumpió.— Hay algo que debes
saber antes de decidir.
—¿Y qué es?
—No importa a quien elijas. Yo respetaré tu decisión,
no te obligaré a nada, si me lo pides desapareceré de tu vida y te dejaré ser feliz al lado de Moretti,
nunca más volverás a saber nada de mí. Claro, que nunca dejaré de amarte—
—Carsten, sabes que no es así puedes verlo en mi mente.
—No, no quiero inmiscuirme en tu mente, quiero esperar
a saber tu decisión viniendo de ti, de tus labios.
—Carsten yo…
Hice una pausa para ordenar todo en mi cabeza. ¿Por
qué Carsten me decía todo esto? ¿Acaso él no quiere que sigamos juntos? ¿Sabe
que algo va a pasarle y por eso quiere alejarse de mí para no herirme?
No importa, de todas formas lo decidido, decidido está
y esta vez no va a cambiar, por nada, ni por nadie, a pesar de todo lo pasado,
él debe saberlo.
—Amo a alguien con todas mis fuerzas, alguien que me
ama por ser yo, alguien que sin esfuerzo puede darme todo lo que necesito, me
hace sentir segura de todas las formas posibles, alguien con quien quiero
compartir mi vida entera. Ese alguien es…
Continuará.
En la tyarde me pongo a leerte!!! cariños!
ResponderEliminar