SIN
ESPERANZA, SIN FE
—Sam, despierta— la suave voz de Alonzo interrumpió mi
descanso.
Abrí los ojos y la luz del día me dio directo,
parpadeé un poco para aclarar mi visión.
Alonzo me ayudó a bajar del vehículo. Casi me da un
ataque al ver quienes nos esperaban ahí. El director Dalton, la prefecta Carmen, Gaby… ¡Un momento!
—¿¡Dónde está Patty!?—
grité acercándome a ellos.
Carsten detuvo mi andar tomándome de los hombros, como
protegiéndome de ellos.
—¡No puede ser!— grité desesperada.
—Ella está bien, afortunadamente Marco Arturo estuvo
cerca para protegerla, aunque los dos aún no reaccionan— agregó el director muy
preocupado.
—¡Tenemos que acabar con esto ahora!— dijo Alonzo muy
serio.
Carsten retiró las manos de mis hombros y se dirigió
al director.
—Lamento nuestra presencia en su campus, estamos de su
lado— dijo refiriéndose a Eric y a él.
—Muchas gracias— Respondió el director quien aún no
parecía del todo convencido.
—Samantha, no tienes de qué preocuparte, dado que
regresaste a ayudarnos tus faltas serán
absueltas— dijo la prefecta.
En cualquier otra ocasión sus palabras me hubieran
resultado geniales, pero ahora no hacía más que pensar en el bienestar de
Patty.
—Gracias. ¿Puedo ver a Patty?— pregunté impaciente.
—Vamos— dijo Gaby mientras me invitaba a seguirla.
—Alonzo por favor, ve con las señoritas, lleva a
Anthony a la enfermería — le indicó el director.
Alonzo subió a Thony a su espalda y caminó en silencio
a mi lado.
—Así que él es Carsten von Bismarck— dijo Gaby con
un ligero toque de emoción en la voz,
como si se tratara de una celebridad.
—Sí, es él—
respondí en voz baja.
—Es muy guapo, tienes mucha suerte Sam— agregó mi amiga
Alonzo carraspeó sonoramente.
—Mejor hablemos de otro tema— dije para no incomodarlo.
Entramos a la escuela y todo ahí dentro se veía
desolador. Muchos chicos heridos, llenos de rasguños, heridas profundas, otros
inconscientes. Había un chico al fondo que tenía varios huesos rotos que
atravesaban du piel, una enfermera y otros maestros intentaban poner todo en su
lugar.
—No cabe duda que esto es serio— comenté.
—Y eso que sólo nos atacó un grupo de diez, esta noche
es el ataque masivo— agregó Gaby con tristeza en la voz.
—¡Qué! ¿Cómo lo sabes?— pregunté.
—Llegó una nota amenazante a la dirección— respondió.
Llegamos a la enfermería la cual estaba repleta
también, Alonzo colocó con mucho cuidado a Thony sobre una de las camas libres.
Una de las enfermeras se nos acercó de inmediato.
—¿Qué le pasó?— preguntó.
—Un demonio lo atacó, tiene una herida profunda en la
espalda, le hicimos una transfusión de sangre casera— respondió Alonzo.
—Bueno, entonces sólo queda esperar que reaccione,
parece que hicieron un buen trabajo, volveré para limpiar correctamente la
herida— agregó la enfermera antes de dar media vuelta en busca de lo necesario
para curar a Thony.
—Quiero ver a Patty—
le dije a Gaby.
Alonzo se quedó con Thony mientras Gaby me mostraba el
camino. Mi corazón se contrajo y sentí cómo perdía el aire al ver a mi querida
amiga totalmente pálida, gélida, tumbada
en esa camilla de la enfermería respirando con dificultad. Corrí a
ella. Tomé su mano derecha entre las mías.
—¡Patty! ¡Patty! ¡Estoy aquí!— grité intentando
hacerla reaccionar.
Gaby me detuvo.
—Es inútil, ya lo hemos intentado todo— dijo.
Sentí mi alma escapar del cuerpo, ¡No era posible que
ella se fuera a quedar así para siempre!
Las lágrimas estuvieron a punto de escapar de mis
ojos, pero no podía permitírmelo, nadie podía verme llorar. Me libré de las
manos de Gaby con brusquedad, hui del lugar rápidamente. Corrí tanto como pude
y caí de rodillas al borde de la piscina.
Las lágrimas salieron al fin de mis ojos en medio de
mi desesperación y furia. ¡Acabaría con todos esos malditos demonios, acabaría
con los culpables de esta desgracia!
—¿Te cansaste de jugar a ser fuerte?— dijo una voz
repudiablemente conocida a mis espaldas.
Me sequé los ojos toscamente y me puse de pie aun
dándole las espaldas.
—¡Insensible! ¡Tú deberías estar postrado a esa cama,
no Patty! ¡Eres un miserable incapaz de sentir algo por alguien!— me volví
hacia él.
—¿Así que tú eres muy sentimental? ¡Claro! Porque tus padres te abandonaron, te dejaron a tu
suerte en esta escuela ¡pobre niñita desdichada!— dijo frescamente, sin notar
la gravedad de sus palabras.
—¡Maldito hijo de…!
Mis alas se desplegaron con furia y me lancé a él con
los puños cerrados, pero atrapó mis brazos antes de que pudiera golpearle.
—¿En serio crees que puedes lastimarme?— dijo con una gran sonrisa repudiable en el
rostro.
Lanzó mi cuerpo con toda su fuerza contra la piscina.
Sentí todo su poder en mí con la vibración de mis alas sobre el agua. Arnold se
acercaba a mí completamente determinado a acabar conmigo.
Pero Eric lo detuvo.
—¡No te atrevas a tocarla!— gritó a la vez que le
impedía el paso.
—¿Y quién crees que eres para decirme qué hacer?— le
dijo Arnold desafiante.
Aleteé un poco hasta llegar a tierra firme.
—¡Eric, no te metas en problemas!— le dije.
—Tranquila Sam, le enseñaré una lección a este
bastardo— agregó Eric a la vez que tronaba los huesos de sus manos preparándose
para pelear.
En menos de un parpadear, Eric tomó a Arnold por el
cuello lanzándolo a la piscina.
El cuerpo de Arnold golpeó el agua con fuerza, Eric se
sumergió en el agua también y luego de
unos segundos de ardua pelea sacó la
mitad de su cuerpo fuera, continuaba apretando a Arnold por el cuello.
—¡Pídele disculpas a Sam!— Ordenó Eric.
—¡Nunca!— respondió Arnold entrecortadamente.
Eric le sumergió la cabeza en el agua nuevamente, al
punto de casi ahogarlo.
Lo sacó del agua nuevamente.
—¿Qué opinas ahora?— le preguntó.
Arnold estaba respirando con dificultad.
—Lo...lo siento Sam…— dijo al fin.
—Así me gusta, buen perrito— agregó Eric
volviéndolo a empujar con fuerza
al fondo de la piscina.
Mi eventual héroe salió del agua. Guardé mis alas, no
creí necesitarlas más por ahora.
—Estará un buen rato ahí, vámonos Sam— dijo
invitándome a seguirlo.
Así lo hice.
Nos alejamos del lugar y tomamos asiento en medio del
pequeño bosque que rodeaba la escuela, su ropa aún estaba mojada.
—Carsten no tarda en llegar, fue a Whitemount a ver cómo
están las cosas— me dijo.
Me quedé pensativa.
—¿Por qué lo hiciste?— pregunté volviéndome hacia él
para verle a los ojos.
—¿Hacer qué?
—Impedir que golpeé a ese imbécil.
—Sam, seamos honestos, él tiene más fuerza que tú. No
hubieras sobrevivido a su ataque.
—Tal vez, tengas razón.
—Además no puedo permitir que te lastimen.
—¿Por qué?
—Porque Carsten moriría si te llega a pasar algo,
estoy seguro. Tú le haces mucho bien, alguien que por fin lo hace feliz merece
ser protegido por mí— dijo.
Agradecí con una gran sonrisa pero me quedé pensativa
acerca de ello.
Carsten se unió a nosotros, venía acompañado de un
chico de cabellos color miel, lo había visto antes… en el café. Él es Matty.
—Whitemount está de cabeza— comentó Carsten antes de tomar asiento a mi lado.
—¡Sam! Es un gusto conocerte al fin— dijo Matty a la
vez que se acomodaba el cabello para poder verme mejor.
—El gusto es mío, Matty— dije
—Cierto, lo lamento, no los presenté antes— dijo
Carsten.
—No hay problema— agregué.
—¿Qué planean los idiotas esta vez?— preguntó Eric.
—En resumen: Triple alineación planetaria. La luna,
Venus, y Júpiter van a alinearse en forma triangular. Cuando esto suceda provocará
una baja extrema en la energía de los demonios, lo cual los obliga a robar
almas, sobre todo las de ángeles, ya que estas pueden volverlos aún más fuertes
que nunca— Respondió Carsten
—¿Y cuándo sucederá? — pregunté
—Al atardecer de hoy, para medianoche ya deben estar
sintiéndose desesperados.
—Planean atacar a medianoche— añadió Matty.
—Malditos—
murmuré.
—No está permitido que maldigas mientras estés en las
santas tierras de Blackmount— me dijo
Carsten en forma sarcástica.
Quería acercarme a él, abrazarlo, besarlo, pero aquí
no me sería posible, bastante riesgo ya tuve en dejarme ver con ellos ante el
director y la prefecta, podrían estar
vigilándome.
Sólo pude apretar mis labios y forzar una sonrisa.
—No pasará nada si estamos aquí para batallar a favor
de Blackmount— dijo Matty.
—¿Cómo podrán mantenerse? — pregunté.
—Digamos que conocemos de ciertos métodos que el resto
no— dijo Eric con una sonrisa cómplice.
La conversación fue interrumpida
—Samantha, necesitamos tu ayuda, parece que tu compañero
Johnson ya está volviendo en si— dijo la prefecta.
—Claro, iré.
Me levanté de mi lugar.
—Puedes llevar a tus amigos si quieres— dijo con un
poco de desconfianza.
—No se preocupe señora, no será necesario— dijo
Carsten con tono hostil.
—¡Carsten, no seas descortés!— le reñí.
Volteó la cabeza hacia un lado, algo molesto por mi
reprimenda. Pero por más que intentará no podría controlar la naturaleza
rebelde de Carsten.
Eric y Matty
decidieron quedarse en el bosque, Carsten vino conmigo a regañadientes.
Seguimos en silencio a la prefecta hasta llegar a la enfermería donde al fin
nos dejó solos.
—Muero por tenerte entre mis brazos— susurró él a mi oído.
—¿Crees que yo no?— respondí con la voz cargada de
tristeza.
Caminamos en medio de las camillas hasta llegar a la
de Thony.
Tomé asiento en la silla que estaba a su lado. Rocé su
frente con mis manos. Abrió los ojos lentamente.
—¡Thony, al fin estás de regreso!— dije.
Movió levemente los labios intentando decir algo, lo
detuve poniendo mi dedo índice sobre ellos.
—No hables, tienes que recuperar tus fuerzas.
Cerró los ojos y sonrió levemente.
—Tu amigo es más fuerte de lo que parecía, perder
tanta sangre, resistir una transfusión casera, es más resistente de lo que podría
esperar— dijo Carsten.
—Así es él, Thony nunca se rinde.
Apenas dije aquellas palabras un recuerdo inesperado
vino a mí en forma de flashback.
—¡No importa cuántas veces me rechaces Sam! ¡Seguiré
intentando!
Anthony me dijo eso, hace mucho tiempo atrás
cuando no acepté ser su novia al primer
intento.
Y así lo hizo, nunca se rindió y lo logró, pero al
final…
—Atención, todos los alumnos que estén en perfecto
estado de salud, acudir al auditorio de la escuela, urgente — La voz de la secretaria de Dalton en el
altavoz me devolvió a la realidad
lentamente.
—Ve, yo me quedaré vigilando a Anthony— me dijo
Carsten.
—Está bien, gracias— dije a la vez que me disponía a
ir al auditorio.
Carsten me detuvo tomando mi mano, me llevó muy cerca de él y susurró a mi oído.
—Te amo.
Rogué porque nadie me viera y me lancé a sus brazos.
Respondió a mi abrazo con fuerza, apretándome contra su pecho.
—Te amo, no puedo contener todo este amor que siento
por ti, no quiero que te alejes otra vez, no puedo vivir sin verte, sin tenerte
cerca de mí— dije.
—Nunca me iré de tu lado, eres todo lo que necesito
para vivir, necesito de ti.
Lo solté despacio, al parecer nadie nos vio.
—Ya vuelvo— le dije.
Sonrió complacido.
Avancé hasta llegar a la puerta de la enfermería, un
cuerpo cortó mi paso. Era Alonzo, su
mirada fija y severa se plantó sobre mí, era claro que lo había visto todo.
—No voy a fingir todo el tiempo, sabes bien que esto
me molesta, y no está bien— dijo sin
quitar la fiereza de sus ojos.
—Alonzo, no es momento para esto, ¿Si?, la escuela está
en peligro y una de mis mejores amigas tal vez nunca despierte, ¿No crees que
es suficiente? — dije mientras me abría paso.
—Y que la chica a quien amo se entregue al equivocado,
¿No es suficiente?— dijo a mis espaldas
en un susurro casi imperceptible.
Eché a correr cabizbaja con dirección al auditorio, no
quería continuar esa conversación, al menos no en ese momento.
Una vez en el auditorio, noté que los chicos
"sobrevivientes" al ataque eran muy pocos. El director invitó a todos
a tomar asiento. Me quedé de pie a un lado,
Carsten se unió a nosotros sorpresivamente, se quedó de pie tras de mí,
manteniendo su distancia.
Tenía que ignorar su presencia, no podía darme el lujo
de mostrar lo que siento por él ante todos.
Las miradas de odio no tardaron en posarse sobre él.
El director lo notó.
—Muchachos por favor, él está de nuestra parte— Dijo
por el micrófono.
A pesar de ello los alumnos no dejaron de mirarlo con
desconfianza.
Alonzo entró al auditorio, y contra mi voluntad me
tomó de la mano y me obligó a sentarme con él ante la mirada amenazante de
Carsten.
Tuve que sentarme a su lado.
—¿Por qué lo haces?— dije un tanto molesta.
—¿Hacer qué?
—No te hagas, lo haces porque está él aquí, ¿Verdad?
De otra forma me ignorarías por completo.
—No.
—¡No me mientas!
Antes de todo esto yo ni existía para ti y ahora…!
—Y ahora corro peligro de perderte— me interrumpió
mientras me miraba fijamente.
Enmudecí, no podía soportar su mirada clavada así, en
mis pupilas, no miente, puedo notarlo.
El director explicó su plan y cada quien fue a
encargarse de lo suyo. Al fin podría pasar un rato tranquila cuidando a Thony y Patty. Alonzo se
encontraba en la otra habitación vigilando a Marco Arturo que ya había
despertado.
Me dirigí al lugar, para darle las gracias.
—Ustedes sí que son un par de héroes, escapan de la
escuela, vuelven cuando se les antoja, ¡ja! ¡vaya!— dijo Marco Arturo.
Sonreí a medias. Mi objetivo no fue escapar de la
escuela para llamar la atención, sólo quería rescatar a Alonzo.
—Quería darte las gracias por proteger a Patty, de no
ser por ti, tal vez ella estaría peor— dije.
—No hay problema Sam, no agradezcas nada, Patty es
todo lo que me importa en esta escuela, además de Alonzo, claro y mis amigos de
la orden de Ankh, lamento no haberte ayudado en tu plan de rescate.
—No es nada.
—Duerme, necesitas recuperarte— Le ordenó Alonzo.
—Bueno, debo retirarme para vigilar a Thony y Patty,
espero te mejores pronto Marco Arturo— le dije.
Sonrió ampliamente.
Pude ver por la ventana del pasillo a Carsten que
estaba en el patio junto con Matty y Eric a lo mejor planeaban cómo atacar a
los intrusos. Volví a mi lugar en la silla al lado de la camilla de Thony.
—Sam, debo ir— me dijo mientras intentaba levantarse.
—No, Thony, ya bastante tienes con esto, por favor
quédate quieto— ordené.
—¿En serio te importa lo que me pase?— preguntó
mirando al techo.
—Claro que me importa, estuve desesperada, creí que te
perdería. Cuando fui embestida por tu propio cuerpo creí que estabas muerto y
estuve a punto de volverme loca de sólo pensar qué haría sin ti. Thony, eres
especial para mí— dije sin pensar. Todo salió de mi interior en ese momento.
Thony se incorporó.
—No necesito más pastillas, transfusiones de sangre,
ni nada, sólo necesito… te necesito a ti—
dijo mirándome con sus ojos tan tiernos, cristalinos, puros.
Era inevitable ponerme triste, no dejaba de sentirme
culpable por meterlo en todo este lío.
Hubo un silencio muy largo entre nosotros.
—No me separé de ti ni un segundo— le dije sin mirarle
a los ojos.
Thony volvió a acostarse.
—Lo sé, y es por eso que sigo vivo, no me rendí. Por
ti. Porque estabas cerca. Siempre. Sam yo… —
—Samantha, el director te necesita en el patio
trasero, es urgente, yo me encargo de Johnson— interrumpió la prefecta.
Anthony exhaló todo su aire con furia y apretó el
entrecejo.
—Volveré en seguida— dije intentando disculparme.
Salí de la enfermería.
Y por desgracia Tatiana venía a mi encuentro.
—No finjas que estás afligida, jamás debiste volver—Me
dijo con odio.
—¿Te molesta que haya fugado con Alonzo?— pregunté con
una sonrisa malévola en mis labios.
Noté la contradicción en su rostro, molesta, apretó
sus facciones a más no poder, poniéndose colorada de furia.
—Todas las noches dormí junto a él— le dije con malicia mirándola fijamente.
Tatiana dio un pisotón con furia, apretó todo su
cuerpo como si quisiera golpearme pero al final se retiró.
Sonreí, me encanta molestarla, más aún cuando ella se
mete conmigo, además me debía una luego de lastimarme cuando rescaté a Alonzo.
Alcancé al director que estaba acomodando unas
estrategias de ataque con unos chicos de primer año. Cuando se desocupó vino a
mi lado. Con mucha sutileza preguntó cómo es que había conocido a Carsten y sus
amigos. Le dije que fue durante mi estadía en la ciudad y que son diferentes a
los demás chicos de su escuela, al parecer se creyó parte de la historia,
afortunadamente no preguntó si yo tenía algo que ver con alguno de ellos,
hubiera notado al instante que mentía al decir que no.
Esta noche sería la más larga de mi vida, cruzaba los
dedos porque todo saliera bien aunque tenía mil dudas. ¿Será posible que
evitemos la matanza en la escuela? ¿Qué tal si esta es la última noche de mi
vida?
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