MEMORIAS DE CARSTEN
MOMENTO
DE DEJAR WHITEMOUNT
Las cosas más necesarias ya estaban guardadas en la
mochila. Eric me miraba entristecido, sentado sobre su cama sin nada mejor que
hacer.
—Morello, estarás mejor sin mí— le dije para intentar
reconfortarlo.
—Es lo que tú piensas Carsten. Pero sabes, hay algunos
a los que nos importas. Aunque no lo
creas.
—¡Vamos Eric! ¿No vas a ponerte sentimental no?
Bajó la mirada y levantó una de sus revistas, quiso
aparentar que la leía. Bueno al parecer él
de verdad me extrañaría.
—¿Y qué pasará con los "night walkers"?—
preguntó al fin sin quitar la mirada de la revista.
—La banda estará bien sin mí, lo sé. Mike siempre
quiso cantar en una banda, podrían ponerlo como mi remplazo.
El impetuoso chico punk de la escuela tenía esa idea
en mente, siempre la "leía" en su subconsciente.
—¿En verdad no piensas volver nunca?— preguntó Eric cambiando de tema. —Theodor puede
perdonarte, recuerda que te tiene mucha estima.
—Eso es lo de menos. Es mi oportunidad para realizar
un viaje de autoconocimiento, averiguaré más sobre mí mismo, me haré más fuerte
y pensaré cómo ponerle un final a esto para volver aquí.
—Si quieres yo puedo deshacerme de Samir.
—No Eric, no quiero deberle favores a tus amigos de la
mafia. Déjalo así, además que no quiero meterte en problemas, este es mi lío.
Aceptó a medias.
Eric abandonó la habitación para ir en busca de algo
de comida para mi reserva. Al volver me tendió una bolsa de tela color negro
que sacó de abajo de su cama.
—¿Qué es esto?— pregunté.
—Es dinero, idiota. Úsalo.
Abrí la bolsa, había una gran cantidad de euros y
dólares.
—Eric, no puedo aceptar esto— dije devolviéndole la
bolsa. Me detuvo.
—No necesitaré ese dinero, mis padres me pagarán mi
mesada la semana que viene— dijo.
—De verdad Eric, gracias.
Quien me hubiera escuchado se sorprendería en ese
instante, ¡Carsten Von Bismarck siendo amable y dando las gracias! Eric sonrió
complacido y volvió a sus quehaceres.
Faltaban pocas horas para que abandonara el único
lugar en la tierra en el que podía estar a salvo.
¿Qué me pasaría afuera? Podría suceder cualquier cosa,
podía perder el control y darme a notar con los humanos, podía matar, podía
robar… soy un peligro.
Cayó la noche, Theodor aun no regresaba de un viaje de
negocios en Rusia; y era mejor que no volviera hasta que yo dejara la escuela.
Eric no quiso venir al claro, se despidió de mí en nuestra habitación. Matty me
miraba entristecido, no era necesario leer su mente para descifrar sus
sentimientos, su rostro lo decía todo. Estaba completamente apenado.
—Matty, no te pongas así viejo— dije.
—Te echaré de menos C,— dijo él a la vez que me daba
un abrazo de oso.
—¡Hey! ¡Sin cursilerías primo!— reproché mientras trababa de zafarme de sus
brazos.
—Adiós Carsten. Llámame si me necesitas, estaré
cuidando a Sam.
—Gracias— dije antes de partir con rumbo al patio
trasero de Blackmount para despedirme de mi chica.
Adiós Whitemount, creo que te extrañaré, sólo un poco.
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